Noche gris, el oscuro frío cala en los huesos
20090601 | Vomitado por Carpenter a las 21:50 1 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Acércate, contémplalo con claridad
20090520 | Vomitado por Carpenter a las 14:43 3 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
La Llanura Infinita - Parte 1
Desde las montañas que rodean la Llanura se puede divisar la Escalera. Es ahí donde los incautos son atrapados por la ilusoria sensación de que la distancia no es gran cosa. Desde las montañas que rodean la Llanura se puede divisar la Escalera, pero no a los miles de viajeros que se han internado en ella.
Ya no saben cuánto tiempo llevan caminando. ¿Años? ¿Meses? Quizás solo un par de días. El tiempo aquí es irrelevante. Casi todo es irrelevante en la Llanura Infinita.
Fotografia XPQ
20090207 | Vomitado por Carpenter a las 12:07 0 comentarios
Naturaleza: Cronicas, Cuentos, De la mente a la tecla...
El viaje
Mientras atravesaba la cordillera cai en la cuenta de lo que sucedia. De pronto me encontre en la llanura absoluta. No habia una sola montaña donde fuera que mirara y solo entonces comprendi lo que estaba haciendo. Pero no era alejarme de la tierra lo que me asutaba. No era dejar de ver montañas, ni la nueva ciudad que se elevaba como una historia sobre ciencia ficcion y olvido.
Me di cuenta de que no vivo en la tierra, sino mas bien en un plano ajeno al espacio. Lo habia perdido todo y avanzaba como un envase vacio. Eso soy ahora. La materia en cuyo nucleo late la fuerza que mantiene sus particulas coecionadas. Preparado para recibir toda la experiencia y hacer que su esencia forme parte de mi propia esencia. Y luego volver a vaciarme. Y volver a llenarme. Por eso no es el lugar del que me alejo, sino las personas de las que me alejo. Pero eso no significa que las pierda, porque ya son parte de mi.
Pero ni siquiera ser conciente de eso me mantiene en paz. Porque soy un contenedor incompleto. Todos lo somos. Y jamas podremos llenarnos de todo lo que estamos destinados a contener. No al menos, hasta que vuelva por ti. Y solo entonces encontrar el equilibrio para llegar a despertar en nosotros lo que estamos destinados a ser. Un todo.
Nos vemos.
20090202 | Vomitado por Carpenter a las 10:23 1 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Y sus ojos de pronto se volvieron infinitamente luminosos y abrieron para él una puerta en medio del vacio. Por una tarde, unas horas, un instante, el dejo de ser quien dijo ser, y se guió por el deseo mas sincero que jamás había atravesado su alma.
Mientras se fuma el último cigarrillo, observa la luna que muere con sonrisa burlona, como recordándole que se le agota el tiempo. Pero él le sonríe de vuelta, porque le importa una mierda. Porque hoy, por primera vez en su vida, ha hecho lo que debía hacer, aun cuando arriesgara demasiado para su moral desgastada.
20090120 | Vomitado por Carpenter a las 10:02 0 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
No siento las manos
Puede que si… que este perdiendo la memoria. O quizás solo es que soy un poco distraído. Lo se, no es normal, ¿pero finalmente quien lo es? Ayer vino Don Manuel, preguntó por ti. Le dije que andabas de compras. Nos fumamos un par de cigarrillos y hablamos de los viejos tiempos. De mi padre. De cómo él y Martina salían en el coche de mi abuelo y corrían en la pista junto a la carretera. Dicen que Martina se pegaba a la puerta del copiloto agarrada del antivuelco y lo miraba como una serpiente alucinada toda la carrera. Que no pestañeaba ni un segundo. Dicen.
Don Manuel extraña los canutos que plantaba mi padre. Dice que eran plantas esplendidas, realmente preciosas. Dice que sabían muy suave y que te transportaban a otro mundo. Quizás Martina se había fumado algunas antes de la carrera. Ella siempre se fuma muchos porros. Si, su rostro adquiere entonces esa expresión angelical. ¿Puedes verla? Los labios levemente abiertos, sus enormes ojos de pestañas extremadamente crespas. Me mira, me mira. No se bien que es lo que me mira, pero es algo en mi. Quizás espera el momento en que muerdo el cigarrillo en las curvas demasiado pronunciadas. Tengo esa mala costumbre.
Martina murió… ¿Lo sabias? De algo entre sus pechos. Yo siempre supe que algo había ahí, algo frio. Pero temo decírselo. Es que es tan dulce, tan buena. Anoche me compró unos guantes. Me gustan las carreras sabes. No estoy seguro de cómo comencé con eso. Ha de ser cuando choque con ese poste.
Don Manuel me dio unas pastillas para el dolor. Pero no me las tome, el es buen tipo, pero no sabe nada del dolor. Nada del dolor… El dolor es como… como… Como las nubes… ¿Las has mirado bien? A veces me las quedo mirando. Surcan el cielo, solitarias, pero a ratos se empiezan a juntar, y no te das ni cuenta cuando ya han tapado el sol. El dolor es como eso, pero algo diferente. Menos almidón y más electricidad. ¿Por qué Martina no esta aquí?, Andresito no puede dormir por las noches.
Sabes… Ayer vino Don Manuel. Suele sonreírme y hablarme de cosas. Aunque ahora no las recuerdo bien. Me han dicho que estoy perdiendo la memoria. Pero lo único que perdí fue esa carrera. La del… 97 quizás… recuerdo sus ojos. Martina lo miraba con esa expresión y yo estaba sentado atrás. Mirando las nubes. Como algodón. Como aspirinas que se tragan sin agua. Y entonces el accidente. ¡Lo mate Martina! Dios… no debí llevarlo a la carrera. Lo mate… yo lo mate… yo lo mate… lo mate…
Pero… no cometeré el mismo error dos veces… te lo prometo… se lo prometo a los dos… mañana ganaré esa carera. Sólo, debo encontrar la forma de salir de aquí.
20090109 | Vomitado por Carpenter a las 0:22 3 comentarios
Naturaleza: Cuentos, De la mente a la tecla...
Si dejásemos caer una moneda en la nada, ni siquiera se movería. Probablemente la energía que mantiene sus partículas cohesionadas no encontraría nada que se le opusiera. Se aniquilaría si misma sin encontrar hacia donde fluir. Nada en lo que transformarse. Así son los sueños, las historias, las teorías – buenas o baratas -, las imágenes y las sensaciones contenidas en mi mente. Monedas lanzadas a la nada. Victimas del no movimiento, del no calor, de la no luz. Así se comportan ciertos espíritus. Energías caóticas que no saben a donde dirigirse. Potenciales atrapados por el aislamiento. Silencios verdaderos. Porque en su nivel absolutamente ajeno, jamás podrán tocarte.
20081214 | Vomitado por Carpenter a las 23:08 0 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Sigue envuelto...
Y mis ojos preguntándole a las manos qué escribir. Palabras inseguras. Sensaciones sin nombre parapetadas tras la lengua.
Se han hecho llamar sabios, diferentes, hombres inteligentes, mujeres perceptivas, amigos y mentores. Pero todas las miradas flotan en el aire y se deslizan por la piel como seda. Ajenas a las extrañas maquinaciones de la conciencia. No hay oídos que escuchen ni dedos capaces de sentir la electricidad de mi cuerpo. Y me voy perdiendo y te preguntas dónde estoy. Y es justo detrás de ti. Esperando a que voltees y entiendas. Grito y grito y al otro lado de mi mampara de vidrio nadie se da por aludido. Los dibujos, las fotos, los cuentos, las caricias, sonrisas son apenas un remedo, un mal retrato hablado de lo poco que tiene forma. La ambigüedad que sembré para ti. Para que sonrieras al descubrir praderas tras el portal. Y la bolsa de caramelos en el bolsillo de la chaqueta.
20081122 | Vomitado por Carpenter a las 20:57 1 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Caminar con la sensación de estar cometiendo un crimen. Mirar sin poder sonreír. Ocultar, actuar, mentir. Ser lo que quieren que seas. Lo que necesitan que seas. Lo que menos les duela. Tocar y fingir. Caricias que no valen nada. Pisar lodo donde quiera que estés. Saberte observado. Gritar en silencio y pedir perdón. Perdonar. Ser perdonado. Sentir el perdón. Y los ojos del espejo devolviéndote el gesto apático. El agua fría. El corazón entumido. Y la lengua quemándome, mis labios que sangran de tanto morderlos... que mi aliento quiere fundirse con el tuyo.
Despertar.
20081112 | Vomitado por Carpenter a las 23:41 2 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Caí...
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Ahora solo me queda el silencio...
... y un hielo derretido en el wisky.
20081111 | Vomitado por Carpenter a las 0:11 0 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
El susurro eléctrico que taladra mi mente, en noches como esta me llena de paz. El cigarro se consume y en mi memoria renacen las promesas y los juicios. Las palabras que cimientan un universo de deberes absurdos. La moralidad injertada que se pudre… El peso que me obligaron a cargar, y que pronto dejare atrás. Los temores que convierten los sueños en pesadillas. Las manías incomprendidas… como carne que se quema en vasijas de mimbre. Como alambre de púas que se enreda en mis ojos.
Se entonces que no hace falta más silencio. Que el viento responderá sin haber hecho preguntas. Y mi sangre manchará papeles que me dejarán sin nada… para dármelo todo.
20081009 | Vomitado por Carpenter a las 0:38 1 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Trató de gritar y estallar en tinta. Que los olores soberbios del tiempo detenido se escurrieran entre sus dedos como una horda de ratas que huyen de un sótano en llamas. Trató de que sus músculos se desgarraran fibra por fibra y se tensaran en el espacio produciendo la música que nunca fue capaz de componer. Que sus ojos contuvieran el aire y esculpieran con precisión todo el dolor que causaba el astio. Trató de dar forma a historias que no avanzaban, historias de personajes que no nacen, porque no son personajes sino personas que ya no están en su vida y que extraña aun cuando finja no extrañar a nadie. Trató una y otra vez pero no pudo. Trató... pero siguió en su asiento, con las manos rojizas y las yemas moradas, escribiendo en su teclado de silicona, invocando al océano del silencio que se las devolviera o que al menos lo dejara derramar lágrimas por ellos... pero el silencio es sordo y sus dictámenes inapelables.
20080825 | Vomitado por Carpenter a las 1:31 2 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
Dolor y tiempo
Es quizás lo que no me dice o lo que no me deja ver, lo que mas me hiere. Es tal vez, una forma extraña de odio. Un odio etéreo. Odio sin fin… sin comienzo. Puede ser también, que en mi dolor no sepa que decir pues todo me parece demasiado patético como para ser insinuado, ser debelado. Y alimento mis más profundas dudas y mis más terribles temores de las ideas abstractas con que trato de ilustrarme “eso” que ella calla con su silencio pétreo. Nace entonces en mí una paranoia incontrolable que me llena pero jamás rebalsa. Bueno, jamás no ha de ser la palabra correcta… quizás. Y sucede que creo ser parte de un juego sin reglas ni jugadores, creo ser el centro de una conspiración que nadie ha planeado ni ejecutado. Y tras esa paranoia absurda sobreviene el dolor. Ese dolor intenso que nada logra mitigar. Que acumula océanos de lágrimas que jamás caerán… que ningún hombro ha de recibir. Y si no es ninguno al menos no será el suyo. No… el suyo no.
Se como vivir del silencio pues en él comprendí lo que callaban las palabras perdidas en el aire. Porque entre el sonido y el silencio, la única diferencia es el tiempo. El tiempo que avanza y que nada espera. Que no da tregua para analizar que tan mal lo he hecho. Que me empuja y aplasta y expulsa de mí las palabras que no han de decirse porque son parte de mi propio silencio. De mi propio juego. Y me arrastra siempre por mal sendero pues nunca aprendí bien a ajustar las velas… es un viento – tiempo… viento - ruin, indolente, cargado de hastío y algodón en la garganta – como dice mi púrpura hermana. Que no me trae más que el desengaño de un marcador en mi contra. Malas jugadas. Mal jugador. Reglas que yo mismo invente ¡y una mierda!
Si… a la mierda… susurra el tiempo en mis venas, el tiempo en mi lengua. A la mierda susurra el tiempo en mis ojos. A la mierda…. a la mierda…
A la mierda contigo… pero ¿como?... ¿olvidarte? Es que no lo consigo…
20071020 | Vomitado por Carpenter a las 2:48 2 comentarios
Naturaleza: De la mente a la tecla...
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