Es quizás lo que no me dice o lo que no me deja ver, lo que mas me hiere. Es tal vez, una forma extraña de odio. Un odio etéreo. Odio sin fin… sin comienzo. Puede ser también, que en mi dolor no sepa que decir pues todo me parece demasiado patético como para ser insinuado, ser debelado. Y alimento mis más profundas dudas y mis más terribles temores de las ideas abstractas con que trato de ilustrarme “eso” que ella calla con su silencio pétreo. Nace entonces en mí una paranoia incontrolable que me llena pero jamás rebalsa. Bueno, jamás no ha de ser la palabra correcta… quizás. Y sucede que creo ser parte de un juego sin reglas ni jugadores, creo ser el centro de una conspiración que nadie ha planeado ni ejecutado. Y tras esa paranoia absurda sobreviene el dolor. Ese dolor intenso que nada logra mitigar. Que acumula océanos de lágrimas que jamás caerán… que ningún hombro ha de recibir. Y si no es ninguno al menos no será el suyo. No… el suyo no.
Se como vivir del silencio pues en él comprendí lo que callaban las palabras perdidas en el aire. Porque entre el sonido y el silencio, la única diferencia es el tiempo. El tiempo que avanza y que nada espera. Que no da tregua para analizar que tan mal lo he hecho. Que me empuja y aplasta y expulsa de mí las palabras que no han de decirse porque son parte de mi propio silencio. De mi propio juego. Y me arrastra siempre por mal sendero pues nunca aprendí bien a ajustar las velas… es un viento – tiempo… viento - ruin, indolente, cargado de hastío y algodón en la garganta – como dice mi púrpura hermana. Que no me trae más que el desengaño de un marcador en mi contra. Malas jugadas. Mal jugador. Reglas que yo mismo invente ¡y una mierda!
Si… a la mierda… susurra el tiempo en mis venas, el tiempo en mi lengua. A la mierda susurra el tiempo en mis ojos. A la mierda…. a la mierda…
A la mierda contigo… pero ¿como?... ¿olvidarte? Es que no lo consigo…
Hace frío y puede que llueva más tarde, yo siempre te recuerdo con más
intensidad cuando llueve. Tengo incluso la absurda preocupación de pensar
que puedes...
2 comentarios:
Las normas q nos ponemos para enfrentar algunas situaciones nos alivianan la pega para decidir si llorar o no? si hablar o no?
a la gente le cuesta demostrar debilidad, siendo q algunas veces alli esta parte fundamental de una verdad... o alli se logra ver parte de esa enorme verdad q incluye mentiras.
Como humanos no dominamos el olvidar o recordar... esos son juegos de la mente, lo unico que debemos hacer es lidiar con el sentimiento... sacarle provecho...
al menos le sacas provecho al inspirarte con esas situaciones
...
paseando y dejando algo mas aportoso q la vez anterior...
se cuida xau ^^
actualiza!! (yo molestando d nuevo)
demas que has escrito algo o tienes un texto viejo...
hay gente avida de leerte asi q publica :P
ya cuidate
xau
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