Y en ese instante, su cuerpo se estremeció por completo. Un escalofrío que le recorrió la espina y se alojo en sus pechos le impidió articular palabra alguna. La mano le temblaba, sudaba frío, su respiración estaba agitada y su corazón a punto de estallar. Abrió levemente la boca temiendo perturbarlo siquiera un poco. Sentía los labios secos y la lengua inquieta. Tuvo miedo de abrir los ojos. Sabia cuan cerca estaba él. Su sangre ya le reventaba las venas y una explosion de adrenalina repleto sus sentidos cuando la tomo por el cuello. Entonces lo beso… por primera vez lo besó. Lo besó con la avidez de quien sabe que no hace lo correcto.
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Cuento viejo
Hace frío y puede que llueva más tarde, yo siempre te recuerdo con más
intensidad cuando llueve. Tengo incluso la absurda preocupación de pensar
que puedes...
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